«Storie Alfa Romeo», séptimo episodio – Una revolución en formas y colores: el 33 Stradale, el Carabo y el Montreal
El coche: fotografía de una época
Faros para los «ojos», calandra para la «boca», frontal para la «cara» y, por supuesto, el «cuerpo» del vehículo, los «hombros» y los «costados» diseñados por los pasos de rueda. Estas similitudes antropomórficas todavía se usan en la actualidad. ¿Cómo surgieron y por qué? Los primeros coches fueron literalmente «carruajes sin caballos», sin adornos específicos. A partir de los años treinta, los «carroceros» (un nombre que permanece hasta nuestros días) se convirtieron en expertos trabajando el metal. Batían la chapa a mano, directamente sobre un bastidor de madera, creando modelos genuinamente únicos, con líneas redondeadas y sensuales que parecían perseguir un ideal orgánico. A medida que evolucionó la producción industrial, las formas tendieron a simplificarse, porque las máquinas de estampado de esa época no permitían tanto refinamiento y tridimensionalidad. En un determinado momento, a finales de los años sesenta, las dos inspiraciones estilísticas divergieron claramente. La diferencia entre un «coche antropomórfico» y el «coche del mañana» está representada de manera plástica por el 33 Stradale y el Carabo, dos modelos Alfa Romeo desarrollados a partir de la misma base técnica.